Cada mes de julio, en un pueblo del altiplano chileno, la tirana, se celebra la mas concurrida y espectacular de las fiestas religiosas del país. La festividad, que culmina el día de la virgen del carmen y congrega a mas de 150.000 personas, en una coreografía policrómica y musical, que tiene raíces en el inconsciente colectivo de la religiosidad popular.
Durante todo el año, las hermandades preparan cuidadosamente
las coreografías y trajes de su presentación ante la virgen
Danzas multicolores, mascaras diabólicas, lanzas, plumas, ondulantes capas brillando de lentejuelas, polleras que giran en el polvo...
Todo es un delirio de ruido y movimiento en este complejo conjunto de ritos aimaras y católicos...
En la tirana y otras fiestas del norte chileno y boliviano, se manifiesta una gran fantasía y notable poder creador en la organización, un tanto caprichosa, de bailes no tradicionales, bailes inventados año a año, de carácter un poco carnavalesco.
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